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FATIMA CORREA

Mis Heridas

Todos tenemos heridas y cicatrices. Algunos elegimos sanar, hacerlas conscientes, trabajarlas.


En mi caso fue y sigue siendo un proceso, una búsqueda por estar en armonía, en paz, por sanar y desbloquear para poder potenciar mi interior y traer a este mundo mi mejor versión.


Durante un tiempo, culpaba a los demás por mis heridas. Cuando salí de la victimización y me empecé a hacer cargo y responsable, descubrí que el poder está en mí, para sanar, para determinar cuánto poder de afectarme le doy a una persona o a un acontecimiento.


Pero sobre todo cuando un comentario o actitud de un tercero me afecta, me molesta o me produce algún efecto de malestar vuelvo a mi para preguntarme, qué hay de mí en eso que me molesta…que es lo que todavía no sané ¿Hay una herida atrás?


Los demás no nos lastiman, nosotros andamos por la vida con nuestras heridas por múltiples motivos. Las heridas maternas y paternas por ejemplo, estarán, inevitablemente. Por eso es tan importante sanar la relación con nuestros padres.


Las personas con las que nos cruzamos y nos tocan nuestras heridas aparecen o se cruzan para recordarnos que tenemos una herida y que quienes la tenemos que sanar los somos nosotros…Ellos no son más que maestros.


¿Encuentras que aún tienes heridas por sanar? ¿Estás haciendo tu proceso para sanar?


Te aliento a que lo hagas y te animes a andar el camino del autoconocimiento, la auto indagación…que te llevará a descubrir-te, amarte y desplegar tu mejor versión.


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